viernes, 1 de agosto de 2014

Hold Still right before we crash [Priv. Kain Ross]

Era ridículo decir que desde "aquel día" había podido estar tranquilo. Días en los que se podía notar más nervioso de lo común, noches tirado en la cama viendo el techo que nada de interesante tenia, simplemente tratando de pensar y no era tanto el pensamiento de lo que había echo. Lo que realmente llegaba a afectarle era pensar en el profesor, se le hacía tonto pensar tanto en una persona, pero era algo inevitable sacarlo de su cabeza. Ya había tratado con distraerse de diferentes formas, hasta se había encargado de gastar algo de dinero comprando cosas como videojuegos para tratar de lograrlo, pero apenas comenzaba a jugar perdía al instante y se frustraba por darse cuenta del porqué. Cuando tomaba su block de dibujo no podía hacer más que ver la hoja por unos minutos y luego cerrarla sin ningún ánimo de querer dibujar, y así sucedía con muchas cosas más. 

La noche anterior a esa mañana había logrado descansar bien tratando de no pensar más que en eso, en descansar, por lo que no le costó nada despertarse tranquilamente cuando el sol ya se hacía presente en su habitación, se mantuvo con las sabanas hasta el hombro tal cual como había despertado, tenía eso acostumbrado por lo fácil que le daba frio por las noches y aun no sentía calor alguno como para deshacerse de ellas. Levantarse de la cama era una de las cosas que menos quería hacer en el momento, estaba a gusto y para su suerte ese día no había problema en que se quedara un poco más allí, o al menos eso pensaba él. Sin pensarlo mucho con cierta flojera alcanzo su teléfono el cual estaba aún junto a sus audífonos, lo cual había dejado en la mesa de noche para evitar accidentes por los cuales ya había tenido que pasar veces anteriores dejando aparatos en su cama, realmente no era de esas personas que se preocupaban mucho por esas cosas, sabia reparar ciertos detalles y le parecía lo de menos, podría volver a comprar otra cosa de esas cuando quisiera. No encontró mas que hacer con su teléfono que escuchar música, desenredo el cable de sus audífonos y de inmediato se dedicó a poner la primera melodía de la lista de reproducción. 
Estaba muy tranquilo, casi al punto de volver a quedar dormido, se le hacía tan agradable momentos como ese, aunque realmente le llamo la atención notar que tenía un mensaje, eran muy escasos los momentos cuando eso sucedía.

Kain:


Arthur, supongo que a estas alturas sabes la razón de porque te escribo esto, después de esa noche, hay cosas que se deben aclarar.
Me gustaría que nos viéramos en Disneyland para hablar sobre el tema.
Pd: Trata de no llamar mucho la atención, aunque eso sera difícil para ti.


No pudo hacer más que fruncir el ceño aun sin dejar de pensar lo raro que era el mensaje, después de todo no era algo que le decían a diario, ni mucho menos que le escribían "¿Llamar la atención? yo... no llamo la atención... Espera...¿Qué?" Se había centrado simplemente el leer el contenido, mas no quien lo mandaba y cuando lo hizo tubo que releer algunas veces más – ¡¿Kain?! – Cubrió su boca al darse cuenta de el volumen que había empleado diciendo el nombre del mayor y eso fue algo que de inmediato hizo que en su mejillas comenzara a brotar un muy pequeño color. No sabía que pensar, si la simple idea de verlo le emocionaba o si solo lograba desanimarlo, era como una fuerte mezcla de ambas, pero prefería quedarse con el sabor dulce de la primera idea, simplemente por que si. 

"Cosas que se deben aclarar... son varias... ¡P-pero! no debo hacerlo esperar, al menos no a el" Sabia que complicarse pensando tanto en ese momento no lo ayudaría, por lo cual aún nervioso se levanto de la cama. Para su suerte nunca tardaba vistiendo y esa vez no sería la primera, busco en su closet y apenas vio algo no muy abrigado lo tomo dejándolo afuera para vestirse. Se suponía que "No debía llamar mucho a atención"  pero realmente no sabía que quería decir Kain con eso, después de todo el mismo se consideraba alguien no muy llamativo. Miles de cosas pasaban por su mente a la vez que deslizaba la única manga de la camisa negra por su brazo, subía el pantalón corto por encima de las rodillas de color gris y buscaba sus converse azul cielo. Había decidido no llevar sus típicos googles y sus guantes, debido a que a pesar que le gustaban los dos, no los veía bien para el lugar. Al estar listo solo tomo lo necesario y salió de su habitación sin pensarlo mucho, lo menos que quería era tardar, se aseguraría en ser el primero de los dos en llegar. 

Al estar en la calle tomo el primer bus que encontró hacia la dirección que quería, sabía que le tocaría caminar un poco para llegar al lugar, pero eso era lo de menos. El viaje se le había hecho algo lento al pelinegro, y comenzaba a darse cuenta de las ganas horribles que tenia de ver al profesor, se había guardado ese pensamiento durante todo ese tiempo, y ahora realmente no podía dejar de pensar en eso, en el auto bus y hasta cuando se encontraba caminando hacia el parque, lo único que lograba que no chocara con la gente era una pequeña parte de él que aún estaba pendiente de no tropezarse, y por suerte también logro tonar cuando llego a la entrada. Haciendo una cola no muy larga, dudaba si esperar adentro o afuera a el mayor, tenía cierto interés por entrar muy a pesar de que no fuera muy fan de todas esas películas animadas, por lo cual decidió seguir la cola y pagar su entrada. Al entrar no pudo evitar ver el lugar que se encontraba realmente cuidado y a pesar de que eso solo hacía que quisiera caminar mas no se alejó casi nada, no quería hacer caminar a Kain "Dudo no verlo estando aca...".

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Sentado frente al escritorio de su habitación, podía ver la taza de café recién echa sobre la mesa, sus papeles desordenados; llevo sus manos a su rostro preocupado. Desvelarse de esa manera fue algo que no espero, no por esas razones, al menos; un niño que es menor que él por 8 años. Suspiro cansado y molesto consigo mismo por pensar en esas cosas.

En un arranque de furia tiro los papeles al suelo, dejando intacta la taza de café. Su mente solo podía pensar y centrarse en Arthur, desconocía la razón, pero el pensar en ese niño, lo estaba torturando. Sus expresiones, sus gemidos e incluso esa mirada llena de placer que tenía. Agito su cabeza negándose a sí mismos aquellos pensamientos, reprimiendo ese deseo que lentamente inundaba su cuerpo.
Se levanto  de su asiento, quitándose el traje que tenía desde ayer en la mañana, lentamente dejo caer su ropa por su habitación, hasta llegar a la ducha. El agua fría ayudaría a calmar sus ideas, a hacerle ver que lo que hizo estaba mal y que no se podía repetir.
Sintió su cuerpo helado, las gotas caían lentamente recorriendo su cuerpo, borrando todo rastro de calor y desapareciendo esas sensaciones que amenazaban salir de él. La ducha fue corta, aunque para Kain fue muy larga. Con una toalla cubriendo solo la parte inferior de su cuerpo, camino hasta su armario y saco  uno de los trajes que usaba a diario. Se vistió tranquilamente, el sol aun no salía y a esa hora hacer algo no era bueno.

Lentamente, empezó a recuperar su  tranquilidad, recogiendo los papeles que momentos atrás tiro al suelo en un arranque de furia. Sintiéndose estúpido. Los coloco en la mesa, ya ordenados, para solo verlos.
Se sentía extraño y confundido, los recuerdos de aquella noche aun estaban en su mente y con mucha más razón, su habitación le recordaba a él. Su cama ya no era la misma, desde cuándo fue la última vez que durmiendo en ella, Kain ya no lo recuerda. Desde aquella noche, no había pisado su habitación y su única distracción eran las mujeres que se ofrecen a darle una cama, sin ataduras. Tarde o temprano supo que debía detenerlo, pero no lo hizo.

A pesar de sentirse extraño y recriminándose a sí mismo, sabía que debía aclarar el asunto con Arthur, él era el mayor y debía tomar la responsabilidad. Pero que hacer, negarlo todo y hacer de cuenta que nunca paso o simplemente aceptar lo que sentía…. ¿Sentía?, esa palabra atrajo toda la atención de sus pensamientos, acaso era posible, no, no….Se repitió a si mismo que no era eso, solo un error debido a la falta de sueño.
Camino por su habitación, como tigre enjaulado, que debería hacer, jamás espero que algo así le sucediera a él, quien muchas veces sostuvo el cuerpo de otros entre sus brazos. Cómo era posible que a pesar de eso, ese niño había ocupada su mente de esa manera tan abrupta, invadiéndola por completo.

Se conocía a sí mismo y aunque lo quisiera negar, muy en el fondo quizás había sucumbido a los encantos de ese niño. Se planteo mentalmente, suponiendo que ese niño tuviese a alguien más; la idea le pareció estúpida y se molesto consigo mismo al darse cuenta de los celos que brotaban por su cuerpo. 
La hora paso tan rápido que cuando vio el reloj de la pared, se sorprendió ligeramente. Cogió su teléfono, unos cuantos mensajes y el número de Art, era suyo. Escribió un mensaje corto y sin muchas palabras, debía verlo y pronto.
Salió de su habitación sin darle mucha importancia al clima o quien se metiera en su camino, no estaba de ánimos  para aguantar a nadie ni a nada.

Quizás si debió pensar un poco sobre el lugar, pero al ser día de semana dudaba mucho encontrar a alguien de la escuela que los pudiera ver. Aun apoyado sobre la sombra de un árbol, cerca a la entrada, se quedo viendo a cada persona pasar. Esperaba ansioso por el pelinegro, aunque su mente ahora no supiera que era lo que quiera, con solo verlo era más que suficiente para calmar sus extrañas emociones.
Se pregunto si lo que hacía estaba bien, si la decisión que tomase seria la adecuada, no solo por ser profesor alumno, sino por la gran diferencia de edades y por el echo de ser hombres, pero detuvo sus pensamientos al notar cuan  serio iba con esto. Cansado de esperar, quizás el chico estaba en otro lugar, ya que por su descuido no dijo el punto de reunión, decidió dar un recorrido simple, sin alejarse mucho de la entrada. Alzo la mirada para poder ver qué camino tomar, pero entonces sus ojos se detuvieran en esa silueta que se asomaba lentamente hacia él. Se acomodo el saco y lentamente camino hacia el menor— Arthur —decir su nombre realmente lo lleno de tranquilidad, a pesar de sentirse confundido— Gracias por venir —Fue lo único que sus labios pudieron decir en ese momento.

Camino hasta el árbol, donde momento atrás se había apoyado, haciéndole una señal para que lo siguiera.

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